El domingo estuve en el tanatorio con la familia de Tere. Les comenté que mis niñ@s, que yo tengo ahora, fueron suy@s, que l@s recibí el curso pasado de su mano, puesto que ella l@s educó en Infantil. Recordamos juntos, la familia y los maestr@s compañer@s, la vocación de maestra que Tere ponía en práctica cada día. El interés por el trabajo, la dedicación y el cariño que depositó en l@s niñ@s.
Les transmití vuestro sentir, que recuerdo me dijisteis en la primera reunión de padres que tuvimos el curso pasado: Que estabais muy satisfechos y agradecid@s con la educación que había transmitido a vuestr@s hij@s, tanto a nivel académico como especialmente en torno a los valores humanos y sociales tan necesarios en cualquier sociedad.
En esos momentos de inevitable dolor, sabed que sus hij@s y su esposo se reconfortaron sabiendo por vuestra parte y por la de nosotr@s, sus compañer@s, que la huella que dejó Tere fue fructífera y certera. A tod@s nos queda el consuelo de que llevamos su huella, de que ella por eso permanece en nosotr@s.
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